Acerca de Evelyn & Leo
Conoce más sobre quienes han diseñado y guiarán el Programa
Evelyn
Con un guión volátil marcado por la transformación, resiliencia, curiosidad, determinación implacable, sensibilidad intuitiva, y conexión a lo invisible.
Infancia y adolescencia cargada de dualidad: la alegría-curiosidad convivía con el dolor-rabia; con sentimiento de no pertenecer, de ser inadecuada, insuficiente. Adicciones por aquí. Relaciones disfuncionales por allá.
Desde muy pequeña tuve alta sensibilidad a lo invisible, y hacía preguntas incómodas que no me sabían responder. No me satisfacían las respuestas simplistas. Mi curiosidad era causa de impaciencia y molestia en quienes me rodeaban.
La búsqueda incesante de mi “lugar en el mundo” la navegué desde adolescente en las aguas literarias de temas como la filosofía, espiritualidad, religiones, psicología, inspiración, ocultismo, parapsicología, extra-terrestres y esoterismo.
Esa misma búsqueda se mantuvo en la adultez con cambios frecuentes de carrera, trabajo, ambientes y relaciones.
A los 18 comencé lo que serían muchos años de relación con terapias psicológicas y espirituales de diversa índole buscando sanar lo que sentía herido.
También comenzó mi vida laboral. Como empleada, iniciando emprendimientos (muchos «fallidos») o Consultora independiente siempre busqué formas alineadas de proveerme para no depender de otros.
A los 19 mi padre me botó de la casa con lo que mi vida «adulta» inició a la fuerza, muchas veces tomando caminos auto-destructivos, de poco bienestar y seguridad.
A los 20 y después de varias relaciones casuales, ya vivía en pareja, bebía alcohol a diario en grandes cantidades, fumaba tres cajetillas de cigarrillos cada día, y trabajaba a tiempo completo. Desgaste total.
A los 22 fui de mochilera tres meses sola a Europa —sí, cuando internet no existía— buscándome, sin saber que aún faltaba más de una década para encontrarme.
En mi historia no hay títulos, certificaciones ni experiencias deslumbrantes; empecé y no terminé estudios en tres áreas muy distintas, para finalmente culminar por capítulos con un título en Publicidad, Mercadeo & Comunicación.
Drama. Años de mucho drama en mis relaciones amorosas.
Dos meningitis explosivas, y una profunda depresión con intento de suicidio incluido a los 32 años, me dejaron claro que cuando no es la hora de irse, ni que se intente.
Inició entonces una profundización más seria y activa en la expansión de consciencia, junto a una conexión más potente y clara de lo que empecé a llamar mi WiFi espiritual.
Nació la certeza de que «El Alma Sabe lo que la Mente Ignora».
Madre a los 36. Divorcio a los 40.
Se abrió un parteaguas y cambio de guión, activándose una nueva temporada.
Prácticamente, un nuevo personaje y película.
Se fue revelando una relación consciente, compasiva y amorosa con Evelyn.
La depresión, la rabia, insatisfacción, y sensación de no encajar, junto a la carencia, las heridas y el dolor… fueron desaparecieron y siendo sustituidas por una profunda conexión con la verdad de mi naturaleza.
Libertad. Expansión. Conexión.
Aparece el amor de pareja profundo, armónico, alineado y súbito a los 42. Con Leo, quien había sido mi mejor amigo hasta entonces.
Cambio de profesión, foco y país.
Nuevas preguntas, nuevas búsquedas, respuestas, caminos, prácticas, estudios y maestros.
Nuevos paradigmas y habilidades.
Nueva vida y el inicio de la paz.
Se instala de a poco la conexión a la fuente de la Sabiduría, por sobre la información de la mente y la data del conocimiento, más allá de la mente.
Van ya doce años de devoción a la integración de esos paradigmas y los que siguen surgiendo. Navegando los retos ahora como parte de mi evolución constante. Finalmente sin drama.
Mi prioridad: el despertar, la expansión y evolución propia, mientras sirvo en el guión a la del colectivo.
De la dualidad a la unidad.
Cada nuevo programa, cada acompañamiento en procesos 1:1 marca una nueva etapa, un nivel nivel que evoluciona del anterior.
Mi padre —el que necesité en mi historia, no el que yo quería— me dijo una vez que «nadie me aguantaría porque yo hablaba mucho», y resulta que desde hace más de una década lo que tengo para dar… son palabras e historias.
De ellas, a través de ellas y por ellas vivo.
Y es que eso es lo que soy: una historia.
Leo
Con un guión de trayectoria no común marcado por la serenidad, profundidad de pensamiento, individualidad, carisma, intelecto, y el aprendizaje autodidacta y acelerado.
Adolescencia con experiencias precoces. Desde los 8 años tenía claro que la religión no era lo mío. A los 15 inició en mi una búsqueda consciente por lo que hay «más allá» de las apariencias.
Espiritualidad, energía, consciencia, canalizaciones, entidades extraterrestres… ideas y prácticas asociadas con las que comencé mi exploración en búsqueda de la Verdadera Naturaleza de lo que es.
A los 18 abandoné la universidad luego de un semestre de computación, desde la convicción intuitiva de que nunca necesitaría de un «permiso» ni de un «papel» para vivir siguiendo mi entusiasmo.
A los 19 ya vivía por mi cuenta. Pronto haría un viajé a Cupertino, para presentar un proyecto de software a Apple con la intención de que nos lo compraran. La negociación no llegó a nada, pero la experiencia contribuyó a giros que vendrían después.
De la computación mi pasión me llevó al diseño gráfico y de ahí al desarrollo personal. Publiqué un par de libros y desarrollé una carrera como conferencista internacional.
Siempre movido por un deseo de vivir auténtica y libremente el camino de «la Verdad de mi alma», fuese como fuese que se manifestara en cada ahora.
Sin apegos al pasado ni miedo a «comenzar de nuevo» si eso era lo que mi corazón indicaba.
Me casé por primera vez a los 19. Luego otra vez a los 29. Ya voy por el tercero… muy probablemente el último ;-)
Porque desde que se manifestó un plot twist en la historia junto a Evelyn (por años fuimos solo mejores amigos), el amor, la fascinación, la admiración, el disfrute del uno por el otro y lo nutritivo de nuestro compartir sigue evolucionando en deliciosa armonía.
Siguiendo el tema de los «saltos radicales» en mi historia, poco después de mudarnos de país, por ahí en las cercanías del 2012, ya el desarrollo personal se me evidenciaba como insuficiente, altamente distorsionado y muchas veces disfuncional.
Nuevas revelaciones, nuevas conexiones, nuevas perspectivas, nuevas experiencias, marcaron otro salto en la manera de relacionarme con la vida… y de compartir y guiar a otros en su propio camino de despertar.
La meta-mirada desde la que ahora le daba sentido a mi existir y devenir, al misterio de vivir, se había transformado de manera profunda.
Nuevos entusiasmos. Nuevos inicios. En el 2015 me asocié a un startup de tecnología. Por casi 4 años me desempeñé como Chief Product Officer, combinando mi experiencia en desarrollo de software, diseño gráfico, desarrollo personal y emprendimientos online.
Esa etapa culmina con un estado depresivo que se venía cocinando lento, producto de mi sostenida desalineación a mi verdadero entusiasmo: la expansión de consciencia.
Sabía que la Verdad del Alma estaba más allá de la mente y las circunstancias conocidas. La necesidad de abrirme a la aventura de la incertidumbre como camino para deslastrarme, liberarme y reencontrarme se hacía cada vez más evidente e impostergable.
2019, año en que se inicia otro capítulo en mi historia: dejo atrás mi rol ejecutivo en la empresa, y soltando todo lo material que habíamos tenido hasta entonces —excepto lo que cabía la maleta, carry-on y mochila de cada quien— nos fuimos al mundo como nómadas digitales.
Apoyando —admirando y disfrutando— el extraordinario talento y prolífico trabajo de servicio de Evelyn, he estado siempre detrás de cámaras.
En nuestro viaje compartido, priorizando la expansión, la profundización, la experimentación directa de la Verdadera Naturaleza de Lo Que Es.
Siempre buscando servir como «faro» para que otros conecten a la sabiduría de su propia historia.